SERÉ MUY HONESTA CONTIGO…

Yo también viví una situación similar. Tenía una herida de la niña interior, la herida de abandono. Era una adulta que constantemente estaba reclamando y demandando todo aquello de lo que carecía. Discutía constantemente con mi madre y odiaba a mi padre. Como no quería enfrentarme a la situación y ver lo que estaba sucediendo, simplemente me apartaba de ellos. Sin embargo, eso no funcionaba porque esa herida la trasladaba a otras relaciones: demandaba o exigia de igual modo con todo aquel/la que estaba en mi vida.

Me afectó en más aspectos de mi vida de lo que me hubiera imaginado. 

Fue, solo a través de las constelaciones familiares, cuando comprendí el origen de mi rabia y de mi frustración. Me sané, curé a mi niña interior y ocupé mi lugar de hermana mayor reconociendo a mis hermanos no natos dándole el sitio que les correspondía.

Aquello parecía magia, me dio una paz y una liberación que desconocía. Me sentía ligera y tranquila. A medida que integré toda la información recuperé la relación con mi padres.

Al sanar desde el amor, el orden y la aceptación, se abren las puertas a una vida más plena y consciente. Me encontré con la paz y el bienestar que tanto anhelaba.

Estas sesiones son fruto no solo de mi experiencia personal, sino también del acompañamiento que he llevado a cabo en decenas de personas.